AUSENCIA
Padre Nuestro que estás en el cielo,
mi Madre...mi Madre se ha muerto,
acoge su alma, mímale a tu lado,
tómale sus manos y besa su frente
que yo ya no puedo, porque no la tengo!
Mas veo sus cosas, entrañables cosas:
sus pañuelos níveos, la ropa sedosa,
su rosario pleno de gastadas cuentas
siempre desgranadas con piedad infinita!
Sus libros cerrados en la mesa triste,
su bastón, anteojos y el misal dorado.
Plegadas agujas de un tejido trunco,
collares y lanas, hilos de colores!
Ella que era hermosa, aún con sus años
de piel blanda y suave como la magnolia,
de cerebro claro, transparente idea,
brisa bienhechora, fanal bondadoso,
de palabra amable, pero sobre todo
de un profundo pecho capáz de colmarte
del amor más puro, del amor más hondo!
Dicen que los muertos Señor, quedan solos
y los que quedamos aún ¿no lo estamos?
Al fin solo gotas, caudaloso río,
Vida presurosa que obligada pasa...
Y yo con mi pena no tengo consuelo
ausencia absoluta por mi Madre muerta.
El trino ha cesado y su risa inquieta,
el sillón vacío, parece arrugado.
Su cama está fría, la casa desierta,
nadie me despide y nadie me esperal..
NORMA ACERBI CREMADES
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