viernes, 5 de junio de 2015

HOSPITAL NACIONAL DE CLINICAS

Primer Centenario de Inauguración


La Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba fue creada el 10 de Octubre de 1877 y desde un principio, sus autoridades comprendieron la necesidad de poseer un Hospital Escuela, donde se formaran bajo acabados arquetipos, los estudiantes de Ciencias de la Salud, para lograr  resultados científicos y humanos promisorios.
El hospital soñado por los precursores, es el “Hospital Nacional de Clínicas Prof. Dr. Pedro Vella”, concebido como dice su nombre para agrupar todas las Clínicas y ser un Hospital-Escuela. 
Dentro de él han trabajado los grandes Maestros de fines del Siglo XIX y principios del XX y se ha desarrollado gran parte de la Escuela Médica Cordobesa. 
Es un desafío tratar de conocerlo a fondo y penetrar en lo posible, la compleja y fascinante trama que lo ha sustentado, en el devenir de cien años de existencia.
Por la personalidad de sus promotores, el peregrinaje para encontrar un lugar de emplazamiento y por los largos y accidentados años transcurridos desde el comienzo de la obra, hasta su inauguración en 1913, la historia hospitalaria tiene caracteres casi legendarios.
En la tarea de conseguir, antes que todo, un terreno para la construcción del hospital, el HCD, en sesión del 27 de Marzo de 1880 resolvió solicitar al Gobierno de la Nación un terreno fiscal ubicado en el frente  sur del histórico Colegio Nacional de Nuestra Señora de Monserrat, separado por la entonces calle San Luis, hoy Duarte y Quirós. 
Concedido el solar, se analizó luego la conveniencia de la ubicación, en una zona céntrica, bulliciosa y comercial, llegándose a la conclusión que resultaría inadecuado un hospital, en el futuro próximo.
En 1882 la Municipalidad de la Capital ofreció una manzana de terreno ubicada entre las calles Progreso, hoy Humberto Primo, Sucre, Tucumán y el Río 1°. El lote inspeccionado por el Ing. Carlos Cassafoushs, delegado del Departamento Nacional de Ingeniería y realizado el relevamiento por el Ing. Vicente Ferri, determinaron que por el acentuado desnivel del terreno, se podría inundar  ante cualquier aumento del caudal del río, declarándose entonces, inconveniente para construir el hospital.
El Sr. Intendente Municipal Don Manuel de la Serna, preocupado por complacer a la FCM, se reunió con los integrantes de la Comisión Pro-edificio, los Doctores Profesores José Ortiz y Herrera; Rafael Piccinini y Guillermo Achaval y lograron encontrar entre los terrenos disponibles, un solar adecuado situado al noroeste de la ciudad, entre calle Santa Rosa y el Río 1°, donde finalmente se construyó.
Al final del Siglo XIX, el terreno seleccionado estaba alejado de la zona poblada. Allí  se extendían verdes quintas y alguna que otra casa considerada de “veraneo”. Una población de inmigrantes, troperos, vendedores de frutas, hortalizas y cueros. Posteriormente, a tres cuadras del futuro hospital se estableció un área de parada de carros, entre las calles Santa Rosa, Av. Colón y Santa Fe; fue el llamado Mercado “de las Carretas”. Ese primitivo nudo comercial hizo cambiar la fisonomía del lugar, generando un estable movimiento de gente trabajadora. Pero, la construcción del Hospital fue la verdadera influencia en la transformación progresiva y beneficiosa del barrio.
Mientras tanto los directivos de la Facultad, se abocaron a otro principal tema, es decir lograr los fondos necesarios para cristalizar la obra. El Congreso Nacional asignó la suma de  $ 12000  (doce mil pesos) y la Municipalidad de Córdoba, un subsidio de $ 20000 (veinte mil pesos), ambos para iniciar la obra.
Le correspondió al Ing. Rafael Aranda realizar el primer proyecto y el plano, adaptación del Hospital de Lugo (Italia), teniendo en cuenta las pautas ambientales, de calidad y seguridad para los pacientes. 
En Noviembre de 1883, el Gobierno Nacional designó una Comisión, presidida por el Dr Miguel Juárez Celman e integrada por el Sr. Decano de la FCM, Prof. Dr. Luis Rossi, para que se encargara de la dirección y ejecución de los trabajos preparatorios para la construcción que se debía llevar a cabo con “sujeción al plano y presupuesto formulados por el Ing. Rafael Aranda” (Garzón Maceda, en La Medicina de Córdoba, Apuntes para su Historia-1917 y en Historia de la Facultad de Ciencias Médicas-1927).
 El 14 de Febrero de 1884, el Prof. Rossi envió al Dr. Juárez Celman una nota de la que es necesario extractar algunos párrafos, en razón de la verdad histórica que se ha prestado a confusión en reiteradas circunstancias. La nota dice, entre otras cosas:
       “Aceptada la idea por el Excmo. Gobierno Nacional, votados por el Congreso los primeros fondos con que debían iniciarse los trabajos, la Facultad encargó al Ing. Rafael Aranda la confección de los planos y presupuesto relativo, pidiéndole tuviese por base el espléndido edificio del Hospital de Lugo, en Italia, uno de los más notables de Europa”.
“Si esta obra se realiza, como es de presumir, no temo avanzar la opinión de que será ella, la primera en su género que exista en América: pues si bien es verdad que se ha modificado en algo el modelo de Lugo, por las circunstancias antes indicadas, también lo es que el proyecto del Ing. Aranda, científica y artísticamente preparado, permite el ensanche del edificio, siguiendo la línea de su tipo original y que aún así, como lo presenta el Ingeniero, será un monumento que honrará siempre el recurso del Gobierno que lo levante”.
En Diciembre de 1884, el plano y presupuesto del Ing. Rafael Aranda, fue firmado en aceptación por el Ing. Francisco Tamburini, quién se desempeñaba en Buenos Aires, como Director General de Arquitectura de la Nación, desde 1881.
El crecimiento económico de la Argentina durante los años ochenta, tuvo como apoyo de recursos financieros, los préstamos extranjeros de los bancos ingleses. Sin embargo, en 1890 sobrevino una crisis internacional que afectó también el orden económico del país. Se detuvieron todas las obras públicas y entre ellas las del hospital, que quedó paralizada.   
Con fecha 12 de Mayo de 1893, el Rector de la UNC Dr. Telasco Castellano, se interesó por la prosecución de la obra y pidió al Superior Gobierno de la Nación, la habilitación de ciertas partes del hospital, acompañando el informe del Director de Sección de la construcción de la obra, Ing. Ramón Carlos Blanco, quién aconsejaba terminar:

1) La mitad del cuerpo principal sobre la calle Santa Rosa, techando previamente los altos.
2) Los seis pabellones de enfermería
3) Cocinas y baños
4) Pabellón de anatomía
5) Lavaderos

Se procederá decía, “a la mayor economía posible, dejando de lado todo lo lujoso y superfluo; suprimiendo revoques exteriores, mármoles, gran número de cielorrasos y otros,
a fin de reducir considerablemente el presupuesto”.
La pretendida habilitación provisoria no fue atendida y en  la prosecución de la obra, se ocuparon sucesivamente, los Decanos Prof. Dr. José Ortíz y Herrera (1890-1894); Prof. Dr. Virgilio Moyano (1894-1898) y Prof. Dr. José María Escalera (1898-1900).
Un efectivo impulso se dio cuando el Prof. Dr. José Ortiz y Herrera, se hizo cargo del Rectorado de la UNC desde 1887 a 1900.
El Congreso de la Nación a instancias de la Universidad, sancionó varias Leyes:
Ley N° 4220, en 1904, destinando $ 200000 (doscientos mil pesos) para proseguir las obras
Ley N° 4597, en 1905, disponiendo $  200000 (doscientos mil pesos), al mismo fin.
En 1908, se acordó la suma de $ 100000 (cien mil pesos) del fondo destinado para Asilos y Hospitales regionales  y por  Ley N° 5558, se votaron $ 400000 (cuatrocientos mil pesos) para la terminación de los trabajos.  
El Rector Prof. Dr. Julio Dehesa, tuvo la satisfacción y la honra de inaugurar el Hospital. Pronunció un conceptuoso discurso, en el que generosamente supo recordar a todos los que habían tomado parte en la gestión, instalación y organización de los servicios hospitalarios.
 Esa obra, por tantos años lentamente trabajada y periódicamente interrumpida, era necesaria inaugurarla con gran alegría, pompa  y solemnidad.
Fue el acontecimiento más trascendental para la FCM desde su creación y allí  se trasladaron las Cátedras de Clínicas,  que habían funcionado en el Hospital San Roque.
La ceremonia de la inauguración y su entrega oficial, tuvo lugar el 24 de Mayo de 1913.
 Se designó como Director al Prof. Dr. Pedro Vella, distinguido Catedrático de Clínica Quirúrgica; Sub Director y Médico Interno al Dr. Clemente Rius; Secretario y Médico Interno al Dr. Ernesto Romagosa y Director Técnico de la Farmacia, al Prof. Luis León.
La ocasión fue propicia para estrechar vínculos de afecto y respeto con la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, hablando en su  representación el  Prof. Dr. Marcial V. Quiroga.
Por último, usó de la palabra el alumno Jerónimo González, expresando el júbilo del estudiantado que desde ese día contaba con un Hospital, digno de Córdoba y de su Facultad de Medicina.  
Estuvieron presentes: el Sr. Decano Prof. Dr. Sebastián Palacio; el Gobernador de Córdoba Dr. Ramón J. Cárcano; el Vice Gobernador Prof. Dr. Félix Garzón Maceda, todos los profesores y representantes de los fueros legislativo, militar y eclesiástico. La bendición de la obra fue realizada por el Obispo  de Córdoba, Monseñor Dr. Fray Zenón Bustos y Ferreyra.
El 24 de Mayo de 1913, fue un acto de fiesta hermosa en la que fraternizaron la Universidad; el Gobierno Provincial; la sociedad de Córdoba y toda la  familia universitaria.  
El Prof. Dr. Félix Garzón Maceda, definió la importancia de la obra, cuando dijo:
“El Hospital Nacional de Clínicas no es simplemente un grandioso Nosocomio por la magnificencia de su construcción monumental, ni es una escuela común de clínicas. Es un policlínico con importantes institutos anexos que no solo complementan las enseñanzas de las clínicas, sino que las facilitan y las hacen cómodas para maestros y alumnos, hallando concentradas en él cuanto es esencial a su ilustración y perfectibilidad experimental”.
El Hospital se levantó sobre un terreno de 14500 metros cuadrados. Tenía diez pabellones, cinco para hombres y cinco para mujeres. Amplias salas de 32mts x 8mts y 6,20mts de altura, con nueve ventanas de cada lado. Cada servicio, con una sala para el médico; una para los enfermeros (tres por sala) y una sala para curaciones. Todas las salas eran estucadas, con piso de mosaicos, cañerías de calefacción a vapor y sus baños correspondientes. Con una capacidad total de 282 (doscientas ochenta y dos) camas, pudiendo agregarse dos más, en cada sala, si las exigencias del servicio lo requerían. 
El Hospital Nacional de Clínicas Dr. Pedro Vella, posee una fachada “italianizante”, con un jerarquizado ingreso por un cuerpo saliente conformado por siete arcos que descansan sobre pilares apenas alivianados por una pilastra adosada. Un buen ejemplo de arquitectura proyectada en base a normas académicas.
Con la tipología de pabellones y a partir de un cuerpo central con funciones administrativas, precedido de un ingreso cubierto, se ubicaron los pabellones sobre una espina central circulatoria.
En la parte central del primer cuerpo del edificio quedó instalada la Administración, con amplias oficinas y el Economato. Una Sala de Primeros Auxilios, con una pieza anexa para curaciones y otra provista de estufas secas y autoclave para esterilización.
En la planta baja de éste pabellón se instalaron seis dormitorios para practicantes y uno para hospitalizados distinguidos. Además el aula de Toxicología, su laboratorio y dependencias.
En la planta alta más dormitorios para practicantes y el departamento para el médico interno. Además un comedor con capacidad para sesenta comensales.
Finalmente, habían otras tres salas para pacientes distinguidos; los Consultorios Externos de las Clínicas: Dermato-sifilítica; génito urinaria; ginecológica; quirúrgica y médica, con sus  respectivas salas de espera.
El Hospital contaba con la atención de 27 (veintisiete) Practicantes que vivían en él: 14 (catorce) Mayores y 13 (trece) menores. Estaban en cada una de las salas a las 7,30h y por la noche quedaban dos de guardia. El personal de Enfermería, constituido por  treinta personas, repartido  por igual, para salas de hombres y de mujeres. 
El 1° de Junio de 1912, el Sr. Rector Dr. Julio Dehesa, firmó un contrato con la Madre Superiora Isabel Boutieux, Visitadora en la República Argentina de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, por el cual dice: “La Congregación se encargará de atender el Hospital Nacional de Clínicas de la UNC; de la atención espiritual de los pacientes y de cuidar el orden y la disciplina”. Desde la inauguración del hospital, se hicieron cargo 12(doce) religiosas y según contrato, sus funciones fueron:
-Cuidado de la ropa; muebles y útiles del Hospital
-Cuidado del orden y la disciplina
-Vigilancia de la conducta de las enfermeras y personal de servicio
-No están obligadas a atender a los sifilíticos
En Mayo de 1995 y luego de 81 años de labor y de apostolado ejemplar, la Comunidad de
Religiosas Vicentinas, renunció a sus servicios y abandonó  el Hospital.
Entre las dependencias anexas del Hospital en sus primeros años de vida, merece recordar: la Fábrica de Hielo, con capacidad de producir 60 (sesenta) barras diarias, que abastecía también a la Casa Cuna y dos cámaras: una  de conservación  y otra de congelación.
Una Sección completa de calderas que mediante vapor de agua, daban calefacción a todas las salas y demás dependencias.
Sección Hidroterapia: con tres cámaras para baños turcos; dos piezas con bañeras para baños sulfurosos; una gran sala para duchas circulares-ascendentes, descendentes y directas- y una sala para masajes con su mesa y casilleros de hierro para ropa, con todo confort.
Laboratorio de Electricidad Médica, con una amplia instalación y abundante dotación de materiales. Dividido en seis salas, una para Radiología con un aparato para Rayos X, que la FCM había adquirido en 1901,el primero quizás que llegó a Córdoba. Otra sala para Alta Frecuencia, Fototerapia y Diatermia. Una tercera sala para Galvanización, Faradización y Franklinización. La cuarta para Mecanoterapia y aula de clase. La quinta para baños hidro-eléctricos, baños de luz y de calor y finalmente una sala más pequeña para Fotografía.
Pabellón de Aislamiento, no existía cuando se inauguró el Hospital, pero en 1914 quedó habilitado y perfectamente dotado. El pabellón estaba compuesto de diez habitaciones, cinco para hombres y cinco para mujeres. Se internaron en aislamiento, los enfermos que aparecían infecto-contagiosos después de ser hospitalizados. Hasta que desde 1918, se derivaron al Hospital Rawson, dedicado a la especialidad.
Instituto de Anatomía Normal. Poseía una amplia sala para Disección con 8 (ocho) mesas giratorias de mármol; un aula con gradería en hemiciclo para cuarenta alumnos, que resultaba insuficiente y una mesa central para mostración con cadáveres; dos mesitas de mármol y una linterna para proyecciones. El Instituto poseía además tres habitaciones destinadas a Museo Anatómico; un ala para autopsias, con tres mesas grandes y dos cámaras frigoríficas.
Instituto de Anatomía e Histología Patológica: proyectado a los fines de la enseñanza, el edificio de planta baja y primer piso, fue terminado recién en Junio de 1915, en el sector noreste del Hospital. Poseía las siguientes dependencias: en la planta baja dos salas para química y bacteriología; una sala para el Director Prof. Dr. Ferdinando Strada y otra sala destinada a Biblioteca y colección de preparaciones. Un salón de trabajo para asistentes y practicantes; una sala para instrumental y aparatos.
 En el primer piso una amplia sala de clases con un aparato para proyecciones luminosas y otra para trabajos prácticos con cinco mesas fijas, provistas de microscopios. Finalmente otra amplia sala destinada para Museo de la especialidad.
Maternidad, pertenecía a la Cátedra de Clínica Obstétrica, con 28 (veintiocho) camas. Funcionó hasta Agosto de 1934, cuando se trasladó al edificio propio, frente a la Plaza Colón, hoy Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología. 
La Escuela de Odontología se creó anexa a la FCM, el 21 de Octubre de 1916. Se pensó en previsión de sus necesidades, construir en el predio del Hospital Nacional de Clínicas, un pabellón independiente, pero ante la urgencia de darle ubicación se la alojó en el que se había construido en 1917 para Otorrinolaringología, en el ángulo sudoeste del terreno. En 1919 funcionaron allí cuatro cátedras y el Laboratorio de Prótesis y Ortodoncia. La afluencia de público al hospital, aseguraba al mismo tiempo, la concurrencia a los servicios odontológicos y la práctica necesaria para los alumnos.
La Escuela de Odontología, se independizó de Medicina el 31 de Octubre de 1956, transformándose en Facultad de Odontología. En Enero de 1958, se trasladó a su edificio propio en la Ciudad Universitaria, abandonando al Hospital.
 Dicho pabellón fue ocupado entonces por la Cátedra de Ginecología, bajo la dirección del Prof. Dr. Humberto Dionisi  y el Instituto  del Cáncer, creado por  la UNC,  en sesión del HCS del 22 de Octubre de 1941 (Ordenanza N° 67 del Libro de Ordenanzas del HCS).
 Este Centro fue el único en el  interior del país, por aquellos años, que ofrecía la triada para el tratamiento del cáncer, es decir: Cirugía; Radioterapia y Radiumterapia. El uso y manejo del Radium, se había establecido por la Ordenanza N° 72-Serie B, en sesión del HCD del 14 de Diciembre de 1934, que decía: 
“El uso y manejo del Radium es exclusivo para los Sres. Profesores Titulares que lo soliciten, quienes firmarán un recibo bajo su responsabilidad personal y lo mantendrán en su poder el tiempo estrictamente necesario para el tratamiento del enfermo”. 
Frente al aumento de las necesidades asistenciales de la población y a los requerimientos de la enseñanza, en 1925, el Sr. Decano Prof. Dr. José Clemente Lascano, gestionó los fondos para ampliar el nosocomio y construir un piso alto sobre los dos primeros pabellones. Inaugurados en 1927, dieron lugar a las salas de Clínica Médica y Clínica Neurológica.  
La comunicación entre estas salas, por galería cubierta, se concretó recién en 1957 con el objeto de proteger del frío o el calor, en el tránsito de una a otra. Se instaló además un ascensor para acceder fácilmente a estas salas, ya que muchos de sus enfermos padecían patologías cardíacas. 
Buscando una reagrupación funcional para las Especialidades, se inició la remodelación y construcción en 1936 de un monoblok compuesto de subsuelo, planta baja y tres pisos.
 Se inauguró el 19 de Abril de 1939, con la presencia del Sr. Rector Dr. Sofanor Novillo Corvalán; el Sr. Decano Prof. Dr. Guillermo Stuker, distinguidos profesores de la casa  y representantes del Gobierno Provincial, militar y eclesiástico. El pabellón fue bendecido por el Obispo de Córdoba Monseñor Fermín Lafitte.
En la planta baja se ubicó Clínica Urológica y Clínica Dérmato-sifilográfica. En el 1° piso Clínica Oftalmológica y Clínica Otorrinolaringológica. Anexa a esta última, el 13 de Junio de 1939, se creó el Centro de Alergia, que según el Art. 2 de la Ordenanza, “con  fines de investigación científica de esta rama de la medicina, así como la atención de pacientes de alergia internados en el Hospital y de los que lleguen al consultorio externo del Centro de Alergia”. Su Director fue el catedrático de ORL,  Dr. Eliseo Soaje.
En el 3° piso del Pabellón, se desplegó el Laboratorio Central, con todas sus especialidades.
En el sub suelo, algunas calderas para la calefacción, en el sector oeste. En el este se ubicó años después, el Laboratorio de Micología y el Laboratorio de Nefrología y Medio interno.
Dijimos que el Prof. Dr. Pedro Vella fue el primer Director del Hospital Nacional de Clínicas, implementando un régimen de disciplina, de economía y de excelencia de servicios que merecieron los máximos elogios. 
En 1924 el HCD, siendo Decano el Prof. Dr. José Clemente Lascano, dispuso que se erigiera una estatua de bronce en el patio del Hospital, resolución que no pudo ser cumplida. 
 El 23 de Julio de 1940, en el Decanato del Prof. Dr. Guillermo V. Stuckert, el HCD dispuso designar con el nombre de Prof. Dr. Pedro Vella, al Hospital Nacional de Clínicas y confeccionar un busto de bronce para ser colocado en el hall de entrada.
La plausible idea no fue concretada motivo por el cual, durante el Decanato del Prof. Dr. Rodolfo Laje Weskamp, en sesión del HCD el 15 de Julio de 1948, se dispuso rendir un homenaje al Prof. Dr. Pedro Vella, adjudicando su nombre al Hospital, descubriendo una placa de bronce, todo lo cual fue concretado en Abril de 1949.  
Pero, el homenaje por largo tiempo postergado, tuvo lugar el 1 de Enero de 1977, entre los actos programados para conmemorar el primer centenario de fundación de la FCM. Se descubrió entonces, en el hall del Hospital, el busto de bronce  del Prof. Pedro Vella, ejecutado por el artista Ramón Horacio Suárez. Pronunció palabras alusivas el Sr. Decano Prof. Dr. Enrique Pedro Aznarez y el Director del Hospital Prof. Dr. Antonio Juaneda.  
En Junio de 1948, bajo el Rectorado por Prof. Dr. José Miguel Urrutia, la Biblioteca de Medicina, pasó al Hospital Nacional de Clínicas, instalándose  en los ambientes que habían servido de comedor para los practicantes y otras para el  Museo de Anatomía.
La Biblioteca entonces, tuvo el beneficio de encontrarse en el edificio donde se desarrollaba la mayor parte de las actividades docentes de la FCM, permitiendo de esta manera un acceso fácil a profesionales y estudiantes.  
La Biblioteca permaneció en el Hospital, hasta el 15 de Julio de 1963, cuando  inició la mudanza al definitivo y actual  emplazamiento en el Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria. 

DIRECTORES DEL HOSPITAL, DESDE SU INAUGURACIÓN, DOCTORES: 


En el periodo 1955-1960, se realizaron importantes mejoras en el aspecto físico y funcional del establecimiento. La Municipalidad cedió  al área hospitalaria, el ex cauce del Aguaducho, con lo que se amplió sin duda el terreno, además de eliminar un rancherío colindante y la existencia de roedores que habitaban el cauce del Aguaducho, con el consiguiente foco séptico permanente. En dicha superficie se instaló el Bioterio del Nosocomio, destinado a distintos grupos de animales de Laboratorio o para Cirugía Experimental.
En 1956, se tomó posesión de otra franja de terreno colindante con el Río Primero y anexo también al antiguo cauce del Aguaducho. Permitió la ampliación del Instituto y Cátedra de Anatomía Normal, inaugurado en Mayo de 1962, gracias a un subsidio del Ministerio de Bienestar Social de la Nación y las gestiones realizadas por el Prof. Dr. Ángel Roque Suárez. Fue posible ampliar el Museo de Anatomía ya de jerarquía mundial, con preparados iniciados por el Prof. Pedro Ara, contratado en España en 1925 y que permaneció, como Profesor  y Director del Instituto de Anatomía hasta 1932. Luego, el Museo se continuó  enriquecimiento con excelentes piezas,  realizadas por diferentes profesores en el transcurso de los años.
En 1958 se creó el Laboratorio de Nefrología y Medio Interno bajo la dirección de la Dra. Violeta Zeitune de Pompas. Pocos años después y gracias  la ayuda de la Farmacia Central que elaboró la Solución concentrada de Hemodiálisis, según la fórmula proporcionada por el Prof. Rafael Garzón Maceda, fue posible la instalación del  1° Riñón Artificial, para cuadros renales agudos.
También la Farmacia tuvo un papel muy destacado, elaborando la Solución Conservadora de Órganos, haciendo factible que el 19 de Noviembre de 1968, se realizara el primer Trasplante de riñón con donante vivo, primicia de Córdoba y  del interior del país. 
El 13 de Marzo de 1961, se inauguró el Departamento de Enfermería y sus actividades técnicas, docentes y administrativas, estuvieron a cargo de enfermeras universitarias. Por esa época el Hospital tenía diez enfermeras diplomadas; un auxiliar de enfermería y ciento treinta con experiencia pero sin título habilitante.
El Departamento de Enfermería, a partir de 1988, pasó a ser la Dirección de Área Enfermería; su personal constituido por 182 personas, de los cuales el 50%  Licenciados; el 20% Enfermeros y el 30% Auxiliares de enfermería, todos profesionales, dividiéndose en Área de Internación y Área de Cirugía. 
 En Junio de 1961 se inauguró el Laboratorio de Radioisótopos, con funciones asistenciales, de investigación y de formación docente. Presidió el acto el Sr. Decano Prof. Dr. Juan Martín Allende. Hicieron uso de la palabra el Sr. Director Dr. Abelardo Montenegro Moyano y el  representante de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Sr. José Varela. La CNEA, suministró mensualmente, las drogas radiactivas, tales como Yodo 131; Fósforo 32; Cromo 51; vitaminas marcadas con Cobalto 60 y otros.
 El Laboratorio Central de Radioisótopos  en el HNC, fue el primero que funcionó en Córdoba, permitiendo el estudio y el tratamiento de patologías tiroideas, sanguíneas, cardio-renales, circulatorias y otras. El aparato destinado a la captación del yodo, fue donado por la CNEA. Fueron encargados del servicio los Doctores Carlos Corcoba y Emilio Gutierrez. Los estudios iniciales que se efectuaron fueron Captación PBI I-131 y Relación de Conversión, Determinación de I-131 en orina para evaluar metástasis en Cáncer de Tiroides. 
En abril de 1968 se creó el Servicio de Radioterapia, unificando los elementos de Braquiterapia y Cobaltoterapia de las Cátedras de Radiología y Ginecología. La Bomba de Cobaltoterapia, inaugurada en 1963, necesitó reemplazos de la pastilla en 1973 y 1983. En Septiembre de 2002, llegó otra Bomba que reemplazó a la primera, donada por la Asociación de Físicos sin Fronteras, de Francia. Esta Bomba de Cobalto Theratron 780, se inauguró el 14 de Noviembre de 2003.
El Servicio de Oncohematología, se inició en forma casi precaria en 1969, por inspiración del Prof. de la Cátedra de Medicina Interna, Dr. Ricardo Podio quién estimuló a la Dra. Beatriz Fernández de Núñez para seguir la especialidad de Hematología y Oncología.  
La Dra. Fernández de Núñez tuvo la responsabilidad de dirigir desde 1978 el Departamento de Oncohematología. 
El Departamento sufrió numerosos cambios en su funcionamiento, desde una salita del primer piso, al lado de la Cátedra de Medicina Interna; el comedor de Enfermeras y el Laboratorio Central. 
Según Expedientes N° 45.94.03293 y 21.95.13574, por el tesón de la Dra. Fernández de Núñez, se logró concretar la Fundación APRADOC (Asociación Pro Ayuda al Departamento de Oncohematología), quién donó el Pabellón que lleva el nombre de “Shilda Lefevre de Moreno”, inaugurado el 15 de Marzo de 1995, sobre el ala izquierda del Hospital, colindante con el Pasaje Aguaducho. 
Comprende un pabellón de internación con diez camas, en habitaciones separadas con una o dos camas, con baño privado; tres Consultorios externos; Hospital de Día, con cuatro sillones y una cama para tratamientos ambulatorios; Sala de Conferencias, con capacidad para treinta personas; Laboratorio de análisis especializados y Laboratorio de Biología Molecular. El Hospital aceptó la donación del Pabellón, por Resolución Interna N° 62/96 y Resolución Decanal N°731/96
El 24 de Mayo de 1963, el Hospital celebró el Cincuentenario de inauguración. Se realizó un emotivo acto con la presencia del Sr. Rector Prof. Dr. Jorge Orgáz; el Sr. Decano Prof. Dr. Tomás de Villafañe Lastra; Directivos del Hospital; profesores; invitados especiales y público en general.
En dicha oportunidad, habló en nombre de la FCM, el Prof. Dr. Juan Martín Allende, que dijo en una parte del discurso: 
“Han pasado cincuenta años y en el Hospital Nacional de Clínicas, se ha desarrollado una labor extraordinaria. Por la jefatura de sus Servicios, han desfilado figuras eminentes, muchas de ellas de prestigio nacional e internacional. Las Cátedras han desplegado intensa actividad; Maestros ilustres de la medicina mundial, han pasado por sus aulas y numerosas generaciones, hoy desparramadas por todo el país y en el extranjero, se han beneficiado con las enseñanzas impartidas”.     
En la década del 70, se dieron hechos auspiciosos. El 30 de Abril de 1974 se inauguró el Pabellón de Traumatología y Neurocirugía. Fue una manera de integrar los servicios asistenciales y docentes que funcionaban fuera del Hospital. El pabellón construido sobre la calle Santa Rosa, prosigue la línea de edificación existente. Tiene capacidad para diez y seis camas el primero y quince, el segundo; con quirófano y sala de recuperación. Es un pabellón de dos plantas, moderno y confortable, donde se encuentran además el Servicio de Endoscopía y el Departamento de Hemodinamia.  
El 20 de Diciembre de 1974 se inauguró una Guardería Infantil, para atender a los hijos de las madres trabajadoras  del Hospital y hasta la actualidad cumple una importante función.
Desde 1995, cambió su designación por la de Jardín Materno Infantil, con tres salas: lactantes; “ambuladores” (niños entre uno y tres  años) y de niños de hasta cuatro años. Con una capacidad de diez niños para cada sala.
En 1976 se inauguró el Departamento de Cuidados Intensivos, con ocho camas de internación y enfermeras especializadas para la atención de los pacientes. Se adquirieron   modernos equipos y se instaló una sub estación transformadora de energía eléctrica, para asegurar la alimentación del sector. 
Estuvo situado en planta baja del histórico Pabellón de Especialidades, contiguo a Nefrología y Medio Interno. 
El 8 de Octubre de 1977, con motivo de los actos programados en conmemoración del Primer Centenario de creación de la FCM, se procedió a la inauguración del nuevo Pabellón de Consultorios Externos y Guardia Central, en el ángulo sudoeste.
 Es un edificio de 628,42 metros cubiertos. Posee 17 (diez y siete) ambientes para Consultorios, con  entrada independiente del Hospital, sobre la calle Santa Rosa, además de Sala de Urgencia; Sala de Médicos y Office de Enfermería. Tiene un acceso vehicular por su costado. Una nueva Guardia Central se inauguró el 30 de Octubre de 2001.
Aunque permanece en el mismo emplazamiento, otra remodelación del sector fue  inaugurado el 24 de Mayo de 2002.
En 1977 se habilitó el Servicio de Reumatología y el Laboratorio de Radio-inmunoanálisis.
Se construyó una rampa para vehículos, especialmente ambulancias o pacientes en silla de ruedas, sobre la entrada principal del Hospital.
En 1980 fueron demolidos algunos sectores del Hospital. Los más afectados fueron los servicios de Cirugía, con sus quirófanos  y las salas de Clínica Médica, junto con la galería central y la cocina. 
Con el propósito de trabajar por la recuperación del Hospital y mitigar en parte las necesidades del establecimiento, un grupo humano generoso y altruista, bajo inspiración del Director Dr. Abelardo Montenegro Moyano formó en 1972, la Asociación Cooperadora del Hospital Nacional de Clínicas Prof. Pedro Vella.
 Fue una Sociedad sin fines de lucro,  con Personería Jurídica, presidida por el Sr. Arturo Mariano.   Con los fondos recaudados, producto de bonos, festivales y competiciones, pudo cumplir con objetivos fijados según prioridad, durante varios años, hasta que culminó su accionar en 1990, durante el  Rectorado del Prof. Dr. Francisco José Delich. 
Otra asociación benemérita que merece ser recordada en esta breve reseña histórica, fue la que nació en Junio de 1985 y se identificó con el nombre de “Por nuestro Clínicas”.
Una caritativa enfermera Olga Bravo de Flores, le planteó al Director del Hospital Jorge Michref, sobre las carencias elementales para la asistencia y le propuso la organización de un grupo humano, altruista y generoso para trabajar en pro de la recuperación del Hospital y mitigar las necesidades perentorias del establecimiento. Presidido por el Dr. Michef y la Sra. Bravo de Flores, estuvo integrado por Dr. Oscar Pereyra de Santiago, Dra. Emilia Matsuzaki, las Sras. Susana Simón de Moyano, Clara Camerano de Paladini, Amalia de Gadea, Norma Caminotti, María Luisa de De Felipo, Margarita de Manzanares, Mirta Villarroel, Beatriz Lobato, Elsa Mercado, Julia Moyano, Nené de Soria, Rita Carreras, Zulema Ortíz, Rita Gigena Romero, Yolanda Giotto, Susana Asencio y los Señores Fernando Ambrogio, Raúl Rearte, Eduardo Carrizo y  Ángel Supichatti. Además todas las religiosas Vicentinas, encabezadas por la Superiora Yukie Tanaka, Lidia Leguia, Natalia Fernández y Paula Reviglione.
Como se necesitaban fondos económicos, se pusieron manos a la obra: los días viernes de cada semana, en el Departamento se fabricaban mil empanadas, pastelitos y pasta frola, para vender entre el personal y el público, concurrente al nosocomio. Se realizaron dos peñas folklóricas en el salón de SMATA, calle  27 de Abril 663, el 13 de Junio y el 20 de Octubre, respectivamente y otra el 09 de Diciembre de 1985, en el Estadio Jardín, animado por la Orquesta Santamarina. En Julio de 1986 se hizo un encuentro de coros en la Ciudad Universitaria y un gran Locro conmemorativo del 73° Aniversario de inauguración del Hospital, siempre con notable convocatoria. Con los fondos recaudados fue posible comprar quince sillas de ruedas; catorce camillas para traslado de pacientes; una heladera y seis estufas a gasoil, de hierro forjado para dar calefacción en  los pasillos, además de instrumental y equipamiento para la Guardia Central.
Con la donación de 1000 Australes, de la Aceitera General Dehesa, fue posible cerrar las galerías con mamparas de hierro y vidrio, protegiendo de las inclemencias del tiempo a pacientes y familiares que circulaban diariamente por ellas.     
A consecuencia de la demolición de 1980, se modificaron los espacios y las nuevas salas,  se inauguraron en 1988, con motivo de los festejos del 75° Aniversario del Hospital.
Fue así que, las históricas grandes salas, se transformaron en pabellones departamentales, con mayor comodidad para los pacientes, facilitando las tareas del personal de salud. 
Además se habilitó en el mismo acto, una Central de  Quirófanos, con seis salas de cirugía,  de acuerdo a las exigencias de la época;  una sala de Terapia Intensiva, con capacidad para doce camas y un Servicio de Anestesiología.
Un nuevo Pabellón de Cirugía, con el equipamiento donado por el Rotary Club-Nueva Córdoba, se inauguró el 1 de Abril de 1991. 
Con el propósito de custodiar los testimonios científico-culturales de la FCM, el 21 de Diciembre de 1995, por Resolución del HCD N° 1541, se creó el Museo Histórico Hospital Nacional de Clínicas y el 19 de Junio de 1997, se aprobó su reglamento Interno, por Resolución HCD N° 633.
 Sus pasos fueron guiados por el lema: “Seré escudo para detener el viento que quiera borrar las huellas de los hombres que forjaron con su accionar la Historia de la Facultad de Ciencias Médicas”.
Llegó a tener un importante patrimonio superando el millar de piezas, en catorce años de trayectoria y esfuerzo ininterrumpido.
El 15 de Diciembre de 1996, el Hospital Nacional de Clínicas fue declarado MONUMENTO HISTORICO NACIONAL, por Decreto N° 1472/96, del Poder Ejecutivo Nacional. Fue reconocida de esta manera la jerarquía de su historia  y de sus actividades académicas, científicas, de investigación y extensión.
Por Resolución Rectoral N° 1472/96, se designó una Comisión Interinstitucional e Interdisciplinaria, con objeto de elaborar un “Plan Maestro de Recuperación, Rehabilitación, Modernización, Expansión y Conservación  del Hospital”, con objetivos a la construcción de nuevas estructuras. (Expediente N° 21.97.18067)
Por Resolución HCS  N° 378/99, se aprobó el “Plan Maestro de Construcción y Mantenimiento del Hospital”, a cargo de la Dirección Nacional de Arquitectura. 
El 23 d Mayo de 1997, se inauguró un busto de homenaje al Prof. Jorge Orgáz, en  el  patio anterior  que también, desde 1993 llevaba  su nombre. 
Este busto, obra  del escultor Horacio Suárez Serral, está mirando a la estatua de bronce del Prof. Ernesto Romagosa, obra del escultor Nicolás Antonio de San Luis y descubierta en 1935, en un jardín cercano a la entrada principal del Hospital. 
El Consejo Superior de la UNC, aprobó por Resolución N° 378, del 10 de Agosto de 1999, un Plan Maestro Elaborado por una Comisión Mixta integrada por representantes de la Universidad, la Dirección Nacional de Arquitectura y la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, (Expediente Interno N°06.99.13365), donde se establecían las pautas para la refacción y recuperación de salas devastadas y la modernización para adaptarse a las necesidades actuales.
Recuerdo de algunos  pioneros en el progreso científico del Hospital.

A lo largo de su existencia, el Hospital Nacional de Clínicas, ha tenido un lugar destacado en el progreso de las Ciencias de la Salud, de todo el país. Clínicos de gran autoridad, eminentes cirujanos y especialistas de prestigio en los diferentes Cátedras y Servicios, han contribuido  con su saber y experiencia a la formación de nuevas generaciones de profesionales. 
El Prof. Dr. Ernesto Romagosa, eminente cirujano, continuó a su Maestro Prof. Pedro Vella, en el ejercicio de la Cátedra de Clínica Quirúrgica. Fue el iniciador en Córdoba de la cirugía de las vías biliares.
El Prof. Dr. Juan Manuel Albarenque, en 1913  realizó las primeras enucleaciones de ojos afectados por Hidatidosis, seguidas con colocación de prótesis.
En 1920, se realizaron en el Servicio de Cirugía, I Cátedra de Clínica Quirúrgica, del Prof. Dr. Luis Maximiliano Allende, las primeras operaciones documentadas y publicadas para el tratamiento de la tuberculosis pulmonar. En la Semana Médica N° 6 del año 1921, aparece la publicación titulada: “Dos intervenciones quirúrgicas en Tuberculosis pulmonar”, por los Doctores Gumersindo Sayago, médico interno y Juan Martín Allende, médico Agregado. Eso indica que dichos profesionales fueron los iniciadores en el HNC de la cirugía de tórax (la Toracoplastia con sus variantes; el neumotórax extra pulmonar y los plombajes).
Con la visita del radiólogo sueco Prof. Ulf Rudhe, a la I Cátedra de Clínica Quirúrgica, quien realizó la primera angiocardiografia  biplano, en una estenosis valvular pulmonar, se inició el moderno método por imágenes del sistema cardiovascular.
Numerosas son las intervenciones quirúrgicas de avanzada, practicadas por el Prof. Dr. Pablo Luis Mirizzi, en el Servicio de Cirugía de la II Cátedra de Clínica Quirúrgica. 
En Mayo de 1924, una anastomosis espino-facial en un caso de parálisis facial, con muy buenos resultados. El 2 de Febrero de 1927, una neurectomía retrogasseriana, por neuralgia del nervio trigémino y el 27 de Julio del mismo año, una extirpación de tumor del ganglio de Gasser, según técnica de Frazier.
El 18 de Junio de 1931, los Doctores Pablo L. Mirizzi y Carlos Quiroga Lozada, realizaron la primera Colangiografía Operatoria, es decir la visualización de las Vías Biliares, consecutiva a la inyección de medio de contraste. El procedimiento fue presentado por Mirizzi, en el III Congreso de Cirugía, en Buenos Aires en 1931 y alcanzó fama internacional, aceptada con beneplácito por todos los cirujanos.
El Prof. Mirizzi practicó en su servicio, la primera Nefrectomía y junto con el Prof. Dr. Domingo Portela, el primer Cateterismo ureteral. En 1942, a su regreso de un viaje por los EEUU, trajo al Hospital, el aparato circular de Heimbrich, para la anestesia general con éter, ciclo propano, protóxido y etileno.
Fue puesto en marcha y aplicado en el servicio por los Doctores Antonio Sartori y Salvador Berrotarán, dando gran impulso a la Anestesiología.
En 1950, el Prof. Dr. Manuel Ernesto Albarenque, realizó la primera intervención quirúrgica en un caso de Coartación de Aorta. No fue la primera en el país, pero sí la primera con éxito total, ya que el niño intervenido, fue más tarde un distinguido médico.
En 1954, en el Servicio y Cátedra de ORL, el Prof. Dr. Eugenio Romero Díaz, inició la microcirugía de oído, sostenida con el naciente desarrollo de la audiología. La Fenestración y la Timpanoplastia se convirtieron en operaciones de rutina en el Hospital.
En 1956, el Prof. Dr. Julio Bialet Tizeira, realizó en el servicio y Cátedra de Urología, las primeras Pielografías Percutáneas. También en este servicio, el Prof. Dr. Luis Epstein, diseñó un equipo para perfusión de órganos, paso preliminar para la realización del primer Trasplante Renal con donante vivo, que tuvo lugar  con éxito el 19 de Noviembre de 1968.        
En 1957, se creó el Departamento de Cirugía Cérvico-facial y Laringea, a cargo del Prof. Dr. Osvaldo Suárez, un propulsor de técnicas de cirugía parcial y creador del vaciamiento ganglionar del cuello en casos de patología maligna.
Desde 1958 a 1972, en la II Cátedra de Clínica Quirúrgica, el Prof. Dr. Carlos Aguirre, implementó las grandes cirugías del esófago y el hígado; la cirugía oncológica gástrica y la cirugía duodeno-pancreática.
En 1959, invitado por el Prof. Dr. Juan Martín Allende de la I Cátedra de Clínica Quirúrgica, llegó al Hospital, el Prof. Clarence Crawford de Suecia, pionero de la cirugía cardíaca con circulación extracorpórea. Con su equipo técnico y de profesionales, realizó importantes demostraciones de cirugía vascular, que causaron asombro y admiración. Completada la estadía en Córdoba, se trasladaron al Servicio del Prof. Mario Brea, en Buenos Aires, para repetir las enseñanzas.
Las demostraciones del Prof. Crawford, fueron el hito histórico que inició la Cirugía vascular en el Hospital y  al mismo tiempo, la adopción de la  técnica anestésica, con ventilación controlada mecánica.
Hasta 1960 no existía en el Hospital Cirugía Vascular, lo único que se practicaba era la simpatectomía lumbar, en los pacientes con problemas vasculares periféricos. Los pioneros en iniciar la verdadera cirugía vascular en la I Cátedra de Clínica Quirúrgica fueron los Doctores José Juan Garibotti; José Delfino y José Norberto Allende. Se implementaron nuevas técnicas en los aneurismas de aorta; cirugía de la estenosis carotidea y grandes vasos del cuello; revascularización de arterias distales de miembros inferiores; cirugía de la hipertensión portal con diferentes técnicas y se obtuvo gran experiencia con vena safena invertida in situ y trastocada y  posteriormente el uso de prótesis valvulares.  
En 1973, el Prof. Dr. Tobías Goldsman, en la Cátedra de Ginecología, introdujo la práctica de la Celioscopía; Celiofotografia y la biopsia celioscópica de ovario, como una primicia en el país.
El 4 de Abril de 1998, se inauguró el Servicio de Tomografía Computada, gracias a un tomógrafo donado al Hospital por el Gobierno de España. Aunque la habilitación definitiva se otorgó por Resolución Ministerial N° 0274, el 4 de Abril del año 2000.
 El Servicio de Radiología Convencional, tiene anexos en la actualidad a otros de Diagnóstico por Imágenes: Ecografía; Mamografía y Tomografía Axial Computarizada.
El 27 de Abril de 2006, se inauguró un pabellón de dos plantas denominado “Dr. Ramón Carrillo”, con la presencia del Sr. Rector Ing. Jorge González y el Sr. Decano Prof. Dr. José María Willington.
Ámbito de Jurisdicción 
El Hospital Nacional de Clínicas dependió del Rectorado de la UNC, desde su inauguración, como se pone de manifiesto en el Art. 2 del Reglamento del Hospital de 1913 y que  decía:
“El Hospital de Clínicas dependerá en lo que se refiere a la parte técnica de la Facultad de Medicina, la cual ejercerá la acción correspondiente a este fin por intermedio de su Decano, reservándose  el Consejo Superior, la administración económica, a cuyo efecto nombrará de su seno una Comisión compuesta de tres Miembros, uno de cada Facultad, la cual designará un Presidente.
Al contrario de lo que decía la letra ya desde el momento que el Consejo Superior designaba al Director General; al Secretario; a los Médicos Internos; al Director de la Farmacia y al Farmacéutico, era evidente que intervenía en la Dirección Técnica y Administrativa. La FCM solo nombraba a los practicantes y a los empleados inferiores de cada servicio. 
La función del Decano era “vigilar si los servicios se ajustaban al plan general de enseñanza clínica y practica” y de “atender reclamos de los médicos ante posibles resoluciones emanadas del Director del Hospital y tomar las medidas oportunas”
Desde Octubre de 1918, el Hospital pasó a depender de la Facultad de Medicina. Se modificó el Reglamento, que en su Art. 2 decía:
“El Hospital de Clínicas dependerá de la Facultad, la cual ejercerá la acción correspondiente a este fin, por intermedio de la Comisión del Hospital, compuesta por dos Consejeros y presidida por el Decano, durando un año en sus funciones.
Desde 1973 la jurisdicción administrativa del Hospital, hasta entonces dependiente de la Facultad de Ciencias Médicas, fue transferida al Rectorado de la Universidad.
En 1992, el Hospital está nuevamente inmerso en una crisis financiera severa y las autoridades de la FCM solicitaron el retorno jurisdiccional a la misma.
Aunque la decisión política del pase definitivo del Hospital, ya estaba tomada entre la Facultad y la UNC, el Sr. Rector Dr. Francisco José Delich, solicitó la formación de una Comisión integrada por dos miembros designados por el Decano y dos por el Rectorado, a los fines de realizar el relevamiento patrimonial correspondiente y del personal existente en el hospital.
Con fecha 1 de Noviembre de 1993, los miembros designados para intervenir en dicha Comisión fueron: Prof. Dr. Eduardo Octavio Figueroa y Prof. Dr. Raúl Alberto Breglia.
Se realizó el traspaso del Hospital Nacional de Clínicas, a partir del 25 de Julio de 1994, de acuerdo al acto de transferencia y con el informe elaborado por la Comisión creada por Resoluciones  Rectorales  N° 2280/93 y 1054/94, el traspaso incluyó la totalidad de bienes patrimoniales. Y agrega: “toda modificación deberá realizarse exclusivamente en base a planes y programas elaborados por las autoridades hospitalarias y aprobadas por quien corresponda (Expedientes N° 21.94.10337-06.94.87190 y 06.94.87204)
A pesar de las transferencias jurisdiccionales referidas, generalmente por motivos económicos, el Hospital siempre desde su inauguración tiene una dependencia funcional con la Facultad de Ciencias Médicas, debido a que los Jefes de los Servicios Asistenciales son a la vez Profesores Titulares de la materia correspondiente.
El Presupuesto anual de la Universidad Nacional de Córdoba, se divide en tres grandes destinos: Enseñanza; Investigación y Salud. De éste último, el Hospital Nacional de Clínicas y el Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología, ambos de la FCM, reciben el subsidio asignado, ya que las otras Facultades no poseen dependencias destinadas a salud.
 El Gobierno de la Nación, por Decreto N° 1269 del 20 de Julio de 1992, aprobó las Políticas Sustantivas e Instrumentales de la Secretaria de Salud del Ministerio de Salud y Acción Social, implementando el Programa Nacional de Garantía de Calidad de la Atención Médica, proponiendo el “Hospital Público de Autogestión”.
Por Decreto N° 578, del 1° de Abril de 1993, se creó el Registro Nacional de Hospitales Públicos de Autogestión (HPA), que permitía la percepción de los montos derivados de prestaciones efectuadas a la Seguridad Social y la atención de todo paciente mutualizado.
Por Expediente  N° 06-94.87190 de fecha 13 de Julio de 1994, se elevó al HCD la propuesta de Proyecto de Autogestión del  Hospital y se dieron los fundamentos para la incorporación al Registro de Hospitales Nacionales de Autogestión, por Expediente N° 06.94.87296.
En la actualidad el Hospital, tiene 170 (ciento setenta) camas. Atiende especialmente dos obras sociales, PAMI  e IPAM, con una cápita de 30000 (treinta mil) individuos. 
Considerado por las autoridades de la FCM como una posibilidad auspiciosa, el Hospital Nacional de Clínicas se incorporó a dicho sistema, generando desde entonces recursos propios de autofinanciación, si bien en los hechos no son siempre posibles.
En cumplimiento de esas obligaciones, el Hospital anexó a su estructura de mando, es decir al Director General y al Director Asistencial, un Consejo Asesor Técnico, un Consejo de Administración y un Comité de Ética Hospitalaria. 
En la actualidad el Hospital tiene 170 (ciento setenta) camas. Atiende dos obras sociales, PAMI e IPAM, con una cápita de 30000 (treinta mil) individuos. 
En el Hospital Nacional de Clínicas, los profesionales en cada Cátedra, Servicio o Departamento, se han ocupado de elevar el prestigio de la Institución, desde su inauguración.
Han luchado y lo siguen haciendo, por mantener el espíritu de cuerpo y el respeto por los valores científicos y morales, conformando una gran familia, en la que todos tienen una responsabilidad  y un compromiso para llevar bien alto el nombre del  nosocomio.
Es el primer Hospital-Escuela de la FCM, el taller natural para la formación de nuevos profesionales que continuarán jerarquizando las Ciencias de la Salud y según el imperativo de Pasteur que dice: “los hombres de ciencia seguirán luchando para el bienestar físico, psíquico y social del hombre”.

 Prof. Consulto Dra. Norma Acerbi Cremades

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