sábado, 6 de junio de 2015

DR. ANTONIO NAVARRO - BIOGRAFIA


Una personalidad descollante de la Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba, fue Antonio Navarro. Hijo ilustre de la Córdoba del Siglo XIX, nació el 11 de Abril de 1897. Fue un ejemplo de rectitud y limpia actuación ciudadana y universitaria, desde la vida estudiantil hasta la académica, científica y docente en el ejercicio de sus dos prestigiosas  Cátedras.
En el óleo de Lescano Ceballos, está sentado con pose doctoral, de serenidad enigmática, dejando traslucir sin duda, la verdadera expresión de su alma y su hombría de bien. 
Tenía ojos negros de mirar profundo. De frente despejada, propia de una cabeza de pensador, robusta y sana, capaz de concebir grandes realizaciones.
 Antonio Navarro fue un gran lector desde la infancia. “Cuando sabemos que un hombre tiene el hábito de la lectura, estamos predispuestos a pensar bien de él”.
 Su espíritu ávido de saber, penetró en las Letras y las Artes; en la Filosofía, la Historia y la Literatura Universal, aumentando su capacidad intelectual.
 De inteligencia poderosa, nutrida con sólidos principios. Siempre callado, sin petulancia ni exageraciones, envolviendo en el silencio de su parquedad, toda su profundidad científica. De humor medido que afloraba solamente en algún comentario breve, durante las clases. 
Antonio Navarro tenía una capacidad expositiva fuera de lo común. De lenguaje preciso y exacto. Sabía captar, mantener y seducir al auditorio. De estilo austero y circunspecto, impregnado de cordialidad. Enseñaba generosamente, sin alardes, porque tenía mucho por dentro para dar a raudales.
Antonio Navarro, poseía una fina sensibilidad e intuición, para no perder el hilo conductor hacia el diagnóstico. Fue Médico y Sacerdote laico a la vez, para aliviar con nobleza de gigante, los dolores del cuerpo y del espíritu.
Luego de los estudios primarios, pasó al Colegio Nacional de Nuestra Señora de Monserrat, desde 1910 a 1914, graduándose como Bachiller Humanista.  
Ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba en 1915. Se desempeñó como Practicante Menor y Mayor, en el Hospital Nacional de Clínicas, en 1918 y 1919. 
Se graduó como Doctor en Medicina, el 31 de Diciembre de 1920.
La actividad Profesional comenzó como Jefe de Sala en el Servicio de Clínica Médica en 1921. Jefe de Clínica por Concurso en la Cátedra de Patología General y Semiología, en 1921 a 1924. Profesor Suplente de la Cátedra de Semiología y Propedéutica Clínica en 1925. Profesor Titular de la Cátedra de Semiología y Propedéutica Clínica, desde el 8 de Octubre de 1927. Profesor Titular de la Cátedra de Clínica Médica, desde el 16 de Agosto de 1948, hasta 1956 que se retiró de la actividad docente universitaria.  
En la Clase Inaugural del XIII Curso Lectivo, en la Cátedra de Semiología y Propedéutica Clínica, el 15 de Abril de 1940, decía, entre otras cosas:
 “La Cátedra Universitaria es una alta y celosa tribuna de cultura y un laboratorio febril y disciplinado de enseñanza técnico-profesional. Y si bien es verdad que esta última es  la función inmediata y perentoria que hoy, debido al asombroso adelanto y multiplicidad de técnicas y métodos, absorbe todo nuestro tiempo hasta hacernos olvidar, a veces, del mundo circundante, no es menos verdad que no debemos ignorar a la primera; a aquella que es como la “estrella bíblica”, la eterna fuente de orientación y de sana espiritualidad que hace, de acuerdo al sabio postulado de Pitágoras “que la Ciencia y el Arte forman un todo inescindible que tienden al perfeccionamiento y a la felicidad del hombre”.
“He querido traer aquí, en esta primera clase de Medicina y ante este sector de la juventud en cuyas manos está ya el mañana de nuestro destino, esta sentencia Pitagórica que urge hoy, como nunca, de imperiosa actualidad”.
“En efecto, el espectáculo actual del mundo nos está diciendo, con un dramatismo jamás sospechado, que el cientificismo del Siglo XIX y el refinamiento materialista de los años que corren no han trabajado, precisamente, para el perfeccionamiento y la felicidad del hombre. Por el contrario, ha conducido al hombre a matar su fe y a hipertrofiar su egoísmo; a no encontrar paz ni en sí mismo y a debatirse en una desesperada angustia”.
“Nadie mejor que el Médico puede pulsar a diario este estado que yo llamaría la “fiebre del progreso” y que se manifiesta en la desesperación de vivir sin impedimento orgánico alguno, que nos estorben el prolongado y libre goce de sensuales apetitos, en medio del pauperismo moral y ético desesperante”.  
En otra parte dice: “Todos los problemas de la vida, toda la tragedia del dolor y de la muerte, constituyen el clima que vive y respira el Médico; en él actuamos y nos movemos, en él pensamos, sentimos y queremos. Las miserias y perentoriedades del cuerpo y de la materia que en toda su desnudez a cada paso nos toca presenciar, nos transportarán fatalmente a las excelsitudes y eternidad del espíritu y de los ideales, como a un tibio refugio tutelar y alentador. De ahí que el Médico en el cumplimiento de su ministerio, como cuando oficia de investigador, debe ser antes de nada y después de todo, Humano”
“Humano para saber acercarse con el corazón henchido de cristiana unción al semejante que sufre. Humano, para no caer vencido de decepción ante los necesarios límites de nuestra ciencia, juguete, como ninguna, de la fuerza misteriosa. Humano, para sobrellevar con angélica comprensión la ingratitud y el fracaso con que muchas veces se tropieza”.
En la Clase Inaugural, al hacerse cargo como profesor Titular de la Cátedra de Clínica Médica, el 16 de Agosto de 1949, decía en su discurso:
“Prometo que en esta Cátedra, culminación de mi vida universitaria, conservaré y si es posible, acrecentaré su brillante y honrosa tradición, sagrado legado de mi Maestro el Prof. Alejandro Centeno y de mi antecesor, el Prof. Temístocles Castellano, para mayor gloria y prez de nuestra Facultad. No olvidaré por consiguiente que, la mejor enseñanza es el ejemplo y que ennoblecer el espíritu es tanto o más valioso que capacitar la mente. Prometo, nuevamente en la prosecución de esta delicada, pesada y trascendental misión, consagrar todo mi tiempo, agotar mi voluntad y multiplicar mis esfuerzos”.

Antonio Navarro participó como Presidente de la Filial Córdoba y Miembro de la Comisión Ejecutiva, de la” Comisión Sanitaria Argentina de Ayuda a las Democracias”, por ese motivo pronunció una conferencia en el Teatro Rivera Indarte, el 3 de Septiembre  de 1942, referida a los “Universitarios de Córdoba y la Guerra Actual”, de la que tomamos estos conceptos:
 “En estos momentos, todos los pueblos de la tierra, los pueblos democráticos luchan, sufren y mueren por el aire que respiramos, por el pan que comemos y por el cielo que nos cubre. Luchan por las cosas que soñamos y la Fe que nos sostiene. Por todo eso, nuestro deber es apoyar la auténtica democracia, luchando por la libertad de los pueblos y de los hombres”.
Cultivó la amistad de distinguidos hombres de ciencias y letras, haciendo vivo el refrán que dice:”Dime con quién andas y te diré quién eres”. Entre sus amigos recordamos al Filósofo Carlos Astrada; al Pedagogo Sául Alejandro Taborda; al Escultor Alberto Barral; al Periodista Oliverio de Allende; al Abogado Deodoro Roca y a los Médicos y Profesores de la Facultad de Ciencias Médicas, Doctores: Oscar Orías; Gumersindo Sayago; Juan Martín Allende y Tomás de Villafañe Lastra.
Algunos discípulos muy apreciados por el Maestro y que continuaron sus huellas, fueron: Agustín Caeiro; José Antonio Pérez; Emilio Grenci; Manuel Peirotti, Manuel Rodeiro; Alfredo Avelín; Rubén Pellanda.
La Actividad Académica de Antonio Navarro, en la Facultad de Ciencias Médicas, se caracterizó por la contracción al trabajo y la responsabilidad para abordar y solucionar problemas administrativos o docentes  Fue Miembro del HCD, en representación de los Profesores Suplentes, desde 1925 a 1927 y luego Miembro del HCD, en representación de los Profesores Titulares, desde 1928 a 1954. 
En varias oportunidades, también fue Representante ante el HCS  de la Universidad Nacional de Córdoba.
Fue Fundador-Director de la Revista Córdoba Médica, desde 1927 a 1929. En la actualidad, esta Revista no se encuentra en ningún Catálogo de Bibliotecas Argentinas, solo la hemos ubicado en la Biblioteca Médica de California. 
Antonio Navarro, escribió para dar a los alumnos y profesionales, numerosos libros, que tuvieron un  valor incalculable. El decía, con frecuencia: “Si uno no tiene cosas de alguna importancia para escribir, es mejor dejar la pluma quieta”. Pero, el Maestro  tenía muchas cosas buenas y profundas para legar a la posteridad. Cada página reflejaba el dominio del tema, junto a la pulcritud, claridad  y elegancia de los conceptos vertidos.  

 Libros Publicados:
“Tratado de Semiología Y Propedéutica Clínica”. Tomo I-Semiología General, con 17 Capítulos. 1° Edición 1943 - 2° Edición 1957.  Editorial Luz Ferrandi y Cía.
“Tratado de Semiología y Propedéutica Clínica”. Tomo II- Aparato Cardiovascular, con 20 Capítulos. Editado 1948. Editorial Luz Ferrandi y Cía. Buenos Aires.
“Lecciones de Clínica Médica”, con 17 Capítulos. Editado 1950. Editorial Losada. Buenos Aires.     
“Hipertensión Arterial. Patología y Clínica”, 10 Capítulos. Editado 1956.  Ed. Luz Ferrandi y Cía


Creemos interesante recordar que a cada uno de sus libros  precedió,  con un Aforismo de autor famoso, demostrando sus conocimientos filosóficos y humanos.
 Así por ejemplo: En el Tratado de Semiología y Propedéutica Clínica- Tomo I, “Sin prisa pero sin tregua” de Thomas Carlyle.
 El Tratado de Semiología y Propedéutica Clínica- Aparato Cardiovascular, Tomo II.
 “ El corazón de los animales es la base de la vida, el principio del todo, el sol de su microcosmos y la fuente de la cual depende todo su crecimiento y emanan todas sus fuerzas y todo su poder” William Harvey.
 En, Lecciones de Clínica Médica, dice: “Más útil que saber es pensar” Goethe.
 En, Hipertensión Arterial. Patología y Clínica, “Hay que comprender para poder actuar”-Abrami.

Nómina de Folletos Publicados, por Antonio Navarro, a lo largo de su actividad docente:
“La Presión Sanguínea en el Diagnóstico Precoz de las Flebitis. Explicación de su patogenia, Prensa Médica Argentina,30 de Junio 1922.
“Simpatectomía Cérvico-torácica e Insuficiencia Cardíaca”, Prensa Medédica Argentina,10 de Octubre 1926.
“Lobulitis Media Tuberculosa”, Revista Círculo Médico. Año XIV N° 5 Mayo 1926.
“Examen de un Hemópata. Semiología de las Enfermedades de la sangre”, Oct. 1938.
“Leucemia Mielógena sin Esplenomegalia”, 1939.
“Infecciones Agudas no supuradas del Sistema Nervioso”, Antonio Navarro- Manuel Peirotti.  VI Congreso Nacional de Medicina. Tomo IV 1939. Establecimiento Gráfico Pomponio 1939
“Anomalías del Desarrollo Somático y Morfológico”, 1939.
“Clase Inaugural del XIII Curso de la Cátedra de Semiología y Propedéutica Clínica”, Revista Médica Círculo Médico de Córdoba, 12 de Abril 1940.
“Ictiosis y Glándulas Endócrinas”, Antonio Navarro- Manuel Rodeiro-Manuel Peirotti Revista La Semana Médica 1940.
“Facies”, 1944.
“Semiología del Sistema Hematopoyético”, 1946


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Alejado de la Universidad, por disidencias muy respetables, el Prof. Antonio Navarro, continuó durante un período sus enseñanzas, en el Hospital Español y con sus tareas en el Consultorio particular, en calle Rivadavia 257, atendiendo a los enfermos con profundo  afecto y generosidad. 
 Antonio Navarro, falleció, el día 9  de Diciembre de 1964. En las honras fúnebres realizadas en el Cementerio San jerónimo, hicieron uso de la palabra, las siguientes personalidades:
Prof. Dr. José Antonio Pérez, como Vice Decano en ejercicio del Decanato de la Facultad de Ciencias Médicas,  con voz emocionada hizo el panegírico del Maestro.
 El Prof. Dr. Manuel Rodeiro, en nombre de los ex alumnos y amigos, despidió  los restos mortales del ilustre Profesor, con una breve y sentida oración.
El día 15 de Diciembre de 1964, se realizó un acto de Homenaje en el recinto del Honorable Consejo Superior. Hablaron sobre la personalidad ejemplar de Antonio Navarro, el Prof. Dr. José Antonio Pérez y el Prof. Dr. Tomás de Villafañe Lastra. Este último dijo, entre otras cosas:
 “Prestigió dos Cátedras con vocación de estudioso; con su talento indiscutible y su espíritu siempre abierto a las conquistas del progreso y del adelanto científico”. 

Otros Homenajes
En 1965, el Dr. Manuel Rodeiro, publicó un trabajo titulado: “La Medicina Humanista de Antonio Navarro”, rescatando precisamente,  el meollo del pensamiento del Maestro en la práctica de una Medicina humanista. Rodeiro, como ex discípulo, estaba compenetrado de las ideas y sentimientos asimilados y así decía, entre otras cosas:
“El anhelo de totalidad del pensamiento médico del Maestro, fue el gozne sobre el que giró su enseñanza de la Semiología y de la Clínica Médica. El sentido de totalidad selló sus meditaciones, uniendo la teoría con la práctica en un nexo indisoluble, como lo vimos  trabajando  a su lado; impartiendo una enseñanza casi sin palabras, a los médicos jóvenes que sabían entenderlo”.


El Dr. Alfredo Avelín, un ex alumno, con permanente gratitud, realizó varios homenajes. El 11 de Diciembre de 1966, en una publicación en el Diario Cuyo de San Juan, refería la trayectoria luminosa de Antonio Navarro. Realizó luego otro homenaje en la Cámara de Diputados de la Nación, el 4 de Diciembre de 1991, y lo repitió en la Cámara de Senadores de la Nación, el 30 de Noviembre de 1994. En su sentida alocución decía:
“Sus alumnos y entre ellos el que suscribe, necesita expresar con orgullo de estudiante y de Médico que, con Navarro, aprendió a conocer el complejo mundo de la Semiótica; de la Patología y de la Clínica, y aún mucho más allá del dolor, la angustia y el drama del hermano enfermo”.


La Fundación Facultad de Ciencias Médicas, con motivo del Centenario de la Fundación del Hospital Nacional de Clínicas, (1913-24 de Mayo-2013) y en  oportunidad de recibir un cuadro con la foto de Antonio Navarro que había permanecido en el consultorio del Dr. Rubén Juan Pelanda, realizó un acto académico en el Salón Rojo de la Secretaría de Graduados en Ciencias de la Salud. En dicha oportunidad, la Prof. Dra. Norma Acerbi Cremades, tuvo a cargo la Semblanza del Prof. Dr. Antonio Navarro. Su exposición terminaba diciendo:
“Gracias Maestro Navarro por su fecunda labor; por su vida consagrada al bien de los enfermos; a la formación de los médicos y al prestigio de la Clínica”.
“Gracias por todo lo que hiciste a favor de la humanización y la dignificación de la Medicina”.


La familia del Prof. Antonio Navarro, donó a la Facultad de Ciencias Médicas, en el año 2014 el óleo que lo representa, con destino el Hospital Nacional de Clínicas. La obra pertenece al pintor Edelmiro Lescano Ceballos, artista plástico que nació el 4 de Septiembre de 1900, en Villa Concepción del Tío y falleció en Alemania, el 21 de Octubre de 1983. Antes de partir, donó las obras de su pinacoteca privada, a la Dirección Municipal de Cultura de San Francisco. 

                                                                 
                                                                           Prof. Consulto Dra. Norma Acerbi Cremades

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