domingo, 7 de junio de 2015

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CORDOBA EN LOS 400 AÑOS DE SU NACIMIENTO

Emplazada nuestra Universidad en la inmensidad de Sudamérica, en la Córdoba colonial, vagamente informada de la existencia de sus dos hermanas, casi de la misma edad, Lima y Charcas, en aquella soledad donde la comunicación y los documentos escritos fueron  escasos,   explica que mucho se fuera perdiendo  y olvidando. Solo inciertas referencias verbales y escasos libros de registro, de administración y de correspondencia, a pesar de la dedicación y prolijidad de los Jesuitas. Recién en el Siglo XVIII, cuando ella ha superado las vicisitudes, se iniciará la redacción de la historia de una Universidad adulta, prometedora de proyectos y realizaciones propias y bien encaminadas.
Dos fuentes importantes para conocer la trayectoria de la Universidad: en 1882 la gran obra del Benemérito Dr. Juan M. Garro, titulada “Bosquejo Histórico de la Universidad de Córdoba con un Apéndice de Documentos” y la publicada en 1944, “Constituciones de la Universidad de Córdoba”, valiosísima obra redactada por el Instituto de Estudios Americanistas.
La actual UNC ha tenido varias etapas en su evolución académica y docente hasta la actualidad, reconociéndose cuatro periodos:
Periodo Jesuítico, que se extiende desde 1613 a 1767. Periodo Franciscano, desde 1767 a 1807. Periodo del Clero Regular, desde 1808 a 1820 y Periodo Provincial, desde 1820 a 1855. Este último periodo también se denomina de Nacionalización, cosa que ocurre a raíz de la sanción de la Constitución Nacional en 1853, aunque para otros sería un quinto periodo desde 1854 a la actualidad.

Periodo Jesuítico.
 Se inició el 19 de Junio de 1613, cuando el Obispo de Tucumán, Fray Fernando de Trejo y Sanabria, firmó una escritura, encomendando a los Jesuitas para crear un Colegio en Córdoba, con el objetivo de realizar estudios de latín, artes y teología.
Las aulas del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, se inauguraron en Febrero de 1614. Por Real Cédula de Felipe III, en 1622, se le otorgó privilegios universitarios. Este primer periodo denominado “Jesuítico”, se extendió hasta 1767. En 1687 se creó el Real Convictorio de Monserrat, creado por el Presbítero Dr. Ignacio Duarte y Quirós, para residencia de los estudiantes.
En este primer periodo había dos Facultades, la de Artes (Filosofía) donde se enseñaba Lógica, Física y Metafísica, materias que tenían el carácter de previas a las que se impartían en la Facultad de Teología. En la Facultad de Artes, se obtenían títulos de Bachiller; Licenciado y Maestro. En la Facultad  de Teología, los de Bachiller, Licenciado y Doctor.
En 1765, los Jesuitas instalaron la primera Imprenta que funcionó en los territorios del Río de la Plata, la que en 1780, fue trasladada a Buenos Aires, por orden del Virrey Juan José de Vértiz y Salcedo.

Periodo Franciscano
Como consecuencia de la expulsión de los Jesuitas en 1767, se inició  en la Universidad el periodo denominado “Franciscano”, que se extenderá hasta 1808. Interesante recordar que el 26 de Febrero de 1791, se creó la Cátedra de Instituta (Derecho Civil de los Romanos) a cargo del Dr. Victorino Rodríguez. Este hecho marca el nacimiento de la Facultad de Derecho  y Ciencias Sociales. Desde el 20 de Septiembre de 1795, por Real Cédula, se le facultó para conferir grados de Bachiller;  Licenciado y Doctor en derecho Civil. El 9 de Octubre de 1797, se otorgó el primer grado de Doctor en Derecho Civil. Debido a la enseñanza  muy tradicional y marcadamente atomista de los Franciscanos, muchos estudiantes buscaron estudiar Leyes en la Universidad de Chuquisaca (Bolivia), creada por los jesuitas en 1624.

Periodo del Clero Secular
El 1 de Diciembre de 1800, el Rey Carlos IV dispuso por Real Cédula fundar en el Colegio Máximo, la Real Universidad de San Carlos y Nuestra Sra. de Monserrat. Se  dio la dirección del mismo al Clero secular. Se eligió como Rector de la Universidad al Deán Gregorio Funes, desde el 11 de Enero de 1808. El Deán Funes, de espíritu progresista y abierto a los nuevos desarrollos de la ciencia y la técnica, proyectó profundas reformas en los estudios e introdujo la enseñanza de aritmética; álgebra y geometría.
En 1815 se reformaron los Planes de Estudio, agregando nuevas materias, entre ellas Física y se estableció la primera división entre Estudios Preparatorios, que se debían cursar en el Colegio de Monserrat y los Estudios Superiores, en la Universidad: Filosofía (4 años); Teología (4 años) y Jurisprudencia (4 años). Con la puesta en vigencia del plan de estudios del Deán Funes, se cerró el ciclo colonial de la Universidad.
En 1820 se produjo un estado de desorganización temporaria, cuando se hizo cargo del Gobierno de la Provincia de Córdoba, el Gral. Juan Bautista Bustos y coloca a la Universidad y al Colegio de Monserrat en la órbita provincial.   

Periodo de Organización Nacional  
Luego de la sanción de la Constitución Nacional en 1853, se sentaron las bases de la organización política y  el Gobernador de Córdoba Don Alejo Carmen Guzmán, solicitó la Nacionalización de la Universidad y del Colegio de Monserrat. Por Decreto del 8 de Abril de 1854, se declararon nacionales y fue aprobado por el Gobierno de la Confederación, el 20 de Abril de 1854, pero recién convertido en Ley de la Nación, el 11 de Octubre de 1856. Se dio comienzo entonces al cuarto periodo, es decir el de “nacionalización”, que continuamos cursando. La Universidad de Buenos Aires que también era provincial, recién se nacionalizó en 1881.
En realidad, lo que hay que resaltar es que de aquella Universidad colonial y teologal, procede la que llegaría a ser la Universidad de Córdoba, nacional, independiente, civil y laica, que ha contribuido permanentemente a enriquecer la historia del país.
Domingo Faustino Sarmiento, hombre de pensamiento liberal y de pasión civilizadora,  hace  en  “Recuerdos de Provincia”,  un retrato magistral   del Rector Deán Gregorio Funes. Es que este fraile no dejó nunca de expresar en Córdoba y en la Universidad, lo que también había dicho en el Congreso de la República  que surgía: 
“La ignorancia es la causa de esa inmoralidad que apoca todas las virtudes y produce todos los crímenes que afligen a las sociedades”.
Era lógico que Sarmiento  admirara al Deán Funes, que juzgaba con tanta lucidez la trascendencia de la ignorancia en la aparición de las inmoralidades de los individuos o de las colectividades. Con esa convicción actuó el Deán en la Universidad y en su tiempo.
Es verdad que sus teorías políticas, sus trabajos y su organización docente y académica han pasado y a veces su nombre aparece confundido entre tantos otros ilustres forjadores de la Universidad, sin embargo no tendría que olvidarse su inteligencia como precursor y reformador de las  ideas coloniales.  Sarmiento, el gran observador y conocedor de hombres, se había percatado de ello y por eso dice: “Hay un momento como hay una persona, que es a la vez el término medio entre la Colonia y la República. Todos los hombres notables de aquella época son como el dios Término de los antiguos, con dos caras, una hacia el porvenir, otra hacia lo pasado”. “Distinguida muestra de este hecho fue el Deán Funes”.
A lo largo de su Historia, la Universidad Nacional de Córdoba, sigue prodigando enseñanzas científicas, técnicas, culturales y artísticas; formando recursos humanos calificados y comprometidos con la realidad del país y  asegurada su supervivencia por una sociedad a la que nutre con sus objetivos de enseñanza, investigación y extensión.

                                                                   Prof. Dra. Norma Acerbi Cremades

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
-García Castellano, T- Sarmiento: su influencia en Córdoba-Academia Nacional de Ciencias, 1988
-Gay, A-La Universidad, su historia y su relación con la sociedad-Ediciones TEC, 1995
-Sarmiento, D,F-Recuerdos de Provincia. Impresora Belgrano S.A. 1989 



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